domingo, 11 de febrero de 2018

RECORDANDO A LUCILO.


   Sé los apellidos, pero no hace falta ponerlos. basta con el nombre. Éste, en el pueblo, suena lo suficiente. Todo lo más se podría añadir: "Morgate". Se ha muerto en Barcelona, tan lejos de las "Cercas de San Pedro", del Arco de San Andrés", del parque sobre la laguna Redonda, y de la carretera Quintanilla; tan lejos de las palomas, de Atanasio, y de su escueta y sufrida bicicleta. Y no han doblado por él las campanas de San Pedro, ni han puesto su esquela por los postes, ni podemos ir a dar el pésame a su familia

   Hará como un año coincidí con él en el Centro de Salud. Resulta que desde allí se lo llevaron al Hospital de Benavente: _-anda, si haces favor, vete y "la" dices a Oliva lo que pasa, que estoy bien pero no sé a qué coños me llevan p'allá.

    Cumplí el encargo y llamamos a los hijos. Lo devolvieron aquella misma tarde a casa. Al poco vinieron  y se los llevaron.

     Volvió por Semana Santa. Me lo encontré, como siempre, aplastando la vieja bici a la altura del poli: -yo ya quiero quedarme aquí. Allí me aburro, si no conozco a nadie.

     A él que le gustaba tanto hablar, ¿a quién le iba  contar que ya de niño, le llevaba su padre a la piedra, que cuando llegaban al Raso, todavía por la helada, las piedras estaban agarradas el suelo?, ¿a quién de los viajes en el carro con su padre a Zamora, donde, al llegar, se separaban para hacer cada uno sus encargos, y alguna vez coincidieron en el mismo "encargo" (su padre era viudo y el soltero todavía)?; de cuando corrió las cintas, de cuando arrancó todos los cepos del majuelo de ·Cobera"; de cuando se casó,  de cuando anduvo con un oruga del "Estao" para plantar pinos en Aliste, y allí conoció de joven, a la madre de los del Atlanta, de cuando estuvo de tractorista en Castrogonzalo, donde se hizo famoso como cantaor en bodas  y en el bar del pueblo,...

     Era muy salaó, qué buenos ratos pasé con él, traslado fragmentos de conversación, lástima no poder hacerlo de ese peculiar gracejo tan villalpandino:

    -Esta bicicleta, así como la ves, bueno, más nueva, (no le quedaba de la original más que el cuadro, y el guía) tendrá sesenta años. No había ido yo a la mili. Nos la dio Aquilino el de la luz por el porte de un carro de postes que le trajimos de Zamora. Y como teníamos seis hermanas ( a ver si las recuerdo: la de Pito, la de Vero, Oliva la de Serapio, Dora, esposa de Daniel San Pedro; Susana la de "Torano", y "Lala", la de Macario) cogimos una de mujer.

    -Me acuerdo Lucilo, siendo yo niño, que de quinto corriste las cintas en una mula.

      -¡Quita p'allá hombre, si es que no encontré caballo. Tenía uno pequeño el tío "Toteza", que éramos vecinos de era. Era yo mocico cuando lo parió la yegüa. Y me dijo: "ya tienes caballo pa cuando corras las cintas". Llegó la hora de la verdá y ya no se acordaba. Encima me dijo: "es que tu eres muy bruto y le vas a pegar una buena jabonada". Entonces mi hermana Dora, que era con la que yo mejor me llevaba, me dijo: "no te preocupes, lavamos bien a la "Perla" y "la" adornamos las crines y el rabo con unas cintas que voy a comprar donde Santines. De montura cinchamos bien las mantas, una colcha vieja, y ya está". Y se jodieron los chulos del pueblo, que cogí la del premio y la llevó Oliva, que ya éramos novios, al baile.

        Sé por Luci "El Tobo", vecinos de to la vida, en la calleja que sale a las Tenerías, aunque quizá exagerara, que ya de niño Lucilo era forzudo e intrépido; el primero que patinaba por la laguna cuando se helaba cada invierno.

        Aunque era muy pacífico, no le gustaba que le tomaran el pelo, por eso, ya de mayor, le largó un sopapazo que lo tumbó patas p'arriba, una noche en el Atlanta, a uno de la pandilla de los chulitos "vacilones" de aquellos años de la movida villalpandina. - Yo tenía mucho brazo.Se largaron todos con las orejas gachas.

       Por San Roque ya me informó su hijo de que se encontraba mal, que estaba hospitalizado. Y que no paraba de decirles:  -¡venga, darme la ropa que me marcho p'allá!

     No te preocupes Lucilo: aquí te recordamos con cariño.
        

        
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