miércoles, 21 de febrero de 2018

ESTE FUE ANDRÉS.





                 Año 1974: Andrés visita el asilo de las Hermanitas de los Pobres, cuando eran monjas desinteresadas quienes cuidaban a los desvalidos. Besa el Rosario que una le ofrece. Había toreado un festival benéfico a favor de este asilo. Entregó íntegramente los beneficios, UN MILLÓN SETECIENTAS MIL PESETAS DE LA ÉPOCA a las Hermanas.







     



                 Puede que otoño de 2.002. Presentación en el aula taurina de la Plaza Monumental de las Ventas del libro, Andrés Vázquez, memorias de un torero.

           Era mi primera visita a tan impresionante coso. Cuando salimos al ruedo, aun con la plaza vacía, sentí toda la grandiosidad de aquel escenario, donde Andrés se enfrentó a tantas fieras con su arte sereno, componiendo instantáneas de tanta grandiosidad como un paisaje castellano al atardecer.


           Allí pude comprobar cuan querido y admirado seguía siendo en esa plaza.

            Hoy he estado con él en el "Clínico". Esperé a que saliera la enfermera. Me sonrió y tendió la mano.

            -"De cornadas peores te has recuperado".

             Se levantó la pata del pijama y me mostró una cicatriz del tobillo a la rodilla.

             -"Fue un vitorino...y quiso explicar cómo fue la cogida...

             Al poco llegó Jaime, su ángel de la guarda, acompañado de Josele y Paco Cañamero. Se le volvió a iluminar el rostro. Luego comentamos que éstas, tan sinceras, de quien ni le ha utilizado, ni hecho daño, sino al contrario, son las visitas que agradece; para nada   la de anteayer, de quienes fueron, no hace tanto, a declarar en su contra.

              Está sentando en sillón, tranquilo, respira bien. Cuando llegaron los médicos salimos al pasillo. Nos dieron buenas noticias.

            Al Ayuntamiento mejor no se les ocurra ahora lo del homenaje. Cuando toreó en Zamora a los 80 años fue cuando debieron haber apoyado, aunque en el cartel no incluyeran al niño torero.

             Ahora, ahora es cuando hemos de mostrarle nuestro cariño. Sé por Jaime que hay personas que se están ofreciendo para acompañarle,incluso en la noche. No me importaría pasar alguna mañana entera . En ésta tendrá a Rocío.


            No es cosa de que pasemos medio pueblo por la habitación, pero me atrevo a sugerir a los de dentro y fuera que una buena forma de ayudarle, moral y económicamente, pudiera ser comprando sus memorias. Aunque ha regalado muchos, todavía creo le quedan ejemplares. Y si se agotan, lo reeditamos, y todo para él.


          A lo mejor pudiera ser la ocasión de una reedicción, (a cargo de la Diputación, por ej. que no lo quiso hacer la vez pasada, o algún organismo) corregida y aumentada, añadiendo más fotos, en las que las de color aparecieran como tal, no en blanco y negro, lo que hicimos por ahorrar costes.

         Ese si sería un buen homenaje: los  libros son para siempre.


        Por supuesto que donaría al "maestro" totalmente los derechos de autor. 

                

     

    

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