sábado, 17 de febrero de 2018

CONMOCIONADOS.



     Ahora, al salir del funeral de Ángel Herrero, la noticia nos dejó estremecidos: -¡Que se ha muerto Nides!, de repente, mientras iba de paseo por la Ctª Quintanilla..!

   No sé si hago bien en contarlo aquí. Estoy angustiado. No tengo palabras para más.

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    Estoy de vuelta de la Misa y el entierro, como él tantísimas veces, iba a todos, pero hoy...

      Les hemos acompañado todo el pueblo y gente de la comarca. Nides era tan buen mecánico como buena persona. Vuelvo solo, evitando parletas, rumiando la tristeza de tantos recuerdos. Él era uno de los que siempre que hacia falta se agarraba a la cuerda en el último trance.

      Si hace nada que le contaba muchas cosas en el taller. Era de esas personas que sabía escuchar. Si lo veía casi todos los días caminando a buen paso hasta Amaldos... 

       Me apena sobre todo pensar en Esperanza, esa esposa tan querida. Me consuela que aún tiene padres y hermanas, y un hermano. Y a Isabel, (tan amiga de nuestra Belenita) su marido y sus niños...

        ¡Bueno!: la ceremonia religiosa, llena la iglesia, ha sido reconfortante, y los hombres de fuera respetuosos, la comitiva silenciosa, las preces en el Camposanto, . ¿Quién sabe? A lo mejor, como decía Lucilo, hay algo en el más allá. ¡Dios lo quiera!

2 comentarios:

Unknown dijo...

Agapito, mi madre y yo estamos agradecidas por estas bonitas palabras hacia mi padre. Es verdad que era un gran hombre y mejor persona. Durante más de treinta años se enfrentó a su delicado corazón con gran optimismo u valentía. Estamos seguras que desde el cielo cuida de todos nosotros. Como bien dices fui muy amiga de Belén, a quien siempre tengo en mi recuerdo.

Administrador dijo...


¡Buenos días Isabel!

Nada habéis de agradecerme. Soy yo el agradecido por, siendo tan buena gente, darme vuestra amistad. Agradecido a tu padre que escuchaba mis desahogos, a la sonrisa de tu madre, que es la bondad hecha persona. Agradecido a que fueran a la presentación de la "Otra historia de la villa", a que lean mis libritos.

Cierto es la entereza con que llevó esa enfermedad que no lo parecía. También era tema de algunas conversaciones en el taller. Me admiraba que pudiera trabajar de mecánico, que solo estar de pie ocho horas ya es bastante trabajo, y todavía saliera a pasear después de comer. Sí: me admiraba su optimismo y valentía.

Al igual que a ti con Belén, el recuerdo de tu padre no se aparta de mi mente. Me duele pasar por el taller y leer: "Nides y Ciriaco". ¡Gracias por ayudarme a pensar en el cielo!