viernes, 5 de enero de 2018

FOTOS.























       He pasado toda la mañana con el móvil en la oreja interconectado, Team Wiewers, o como se diga, configurando el ordenador y la nueva impresora.




       Resulta que ésta posee escáner. Las fotos que he colgado hasta ahora, las escaneaba Pablo Modroño, me las mandaba por emeil, las guardaba en mis documentos, y de ahí las pasaba al blog.




       Ahora se trataba de que yo pudiera y supiera hacerlo directamente. Primero resolver el problema técnico, pues el primer especialista a quien recurrí, me la dejó para imprimir pero no para escanear y había preparado un ovillo electrónico, impresionante. No lo pudo desenredar mi nieto Fernando que va para ingeniero informático. ¡Gracias! a José Manuel de "EDUCA", Benavente.




    Y, ¡¡albricias!!: (, después de tres horas, al final no iba el teclado. Lo solucionó Fernando) he conseguido escanear y colgar esta foto.




    Les prometo que no voy a cansarles con fotos familiares, sino del pueblo y que tengan interés,. Sí que he querido inaugurar la serie con esta tan entrañable.




    Primeros días de abril de 1973. Foto en el corral para el libro de Familia Númerosa. La niña de pecho que su madre sostiene en el regazo es Sara Belén, "Belenita". El rubio mofletudo en mis piernas es David, de año y medio; el morenito un año justo mayor, que se quería escapar, Jesús; la nena mocica, sonriente,  que no había cumplido cinco años,en su papel de hermana mayor, es Gracia Mª. Sara, recién dado a luz, estaba con la cara lavada y "peiná" en el lavabo; servidor acababa de llegar del campo. La fotógrafa fue Maruja Gil.




    A las parejas de ahora que dicen no tener niños porque "la vida está muy mala", y sin que fuéramos de los más heroicos, ni mucho menos, les digo que en esa foto, Sara y servidor teníamos 32 años y cuatro niños, faltaba Álvaro, sin más medios que mi sueldo de maestro interino, por aquel entonces, cuando ejercía, dos tierras y muchas palizas cargando pacas. Ello unido a la laboriosidad y el orden de mi esposa (les confeccionaba la ropa cuando no existían rebajas ni mercadillos, hervíamos a diario tres litros de leche de las vacas de Guadillo, los yogures, en la jogurtera, la calefacción, el brasero...) los fuimos sacando adelante, sin que les faltara ni alimento, vestido, ni cariño. ¡Buena escuela para ellos!: "Yo aprendí en el hogar / en qué se funda/ la dicha más perfecta,..."



     


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