sábado, 11 de noviembre de 2017

PERSONAJES CÉLEBRES.


    En el artículo anterior cito de pasada a mi primo Eustaquío "China", "Taquín". Como un sobrino suyo, en el comentario que acabo de colgar, se hace eco de esa alusión, no "me lleva el genio"escribir sobre él, con todo el cariño del mundo. Así han de entender el relato de sus peripecias

    Nació un día de Reyes por los años "cuarenta". Buen regalito le trajeron los monarcas a sus padres. Era ya el tercero de los hermanos. Sus padres se habían casado muy jóvenes, el día de la "Octava de Santa María del año "treinta y cuatro". Cuando mi tío José marchó a la guerra, había dejado a Jesús, y Felisa, nacida o a punto de hacerlo. A la vuelta, tres años después, bastante espaciados, llegaron otros cuatro, el protagonista y tres hermanas

    Taquín, menudo con un estrabismo que le daba más gracia a su pícara fisonomía  era de la piel del diablo, si bien no era un crío comprometedor,  ni ladronzuelo, ni  rencoroso. ¿Había cada joya por aquellos años..! Era trasto. Hoy, reunido el equipo sicopedagógico del CEIP, le hubieran diagnosticado "hiperactividad", y le habrían hecho no sé cuántas pruebas y  adaptaciones curriculares, y andarían tres maestras alrededor suyo. Entonces todo esto lo suplía don Valentín con la paleta, y no era de los que más pegaba,  que  era un pobrecico, pero es que entre "Tarzán", "los Moritos", "los Roques" y "el China", le hacían la vida imposible.

     Cuando acabó la escuela tuvo su primer oficio: pollero: habían comprado nuestros primos mayores, los "Demócritos", Julián y "Mocri" dueños de una tienda de ultramarinos y ferretería, en la calle Amargura, esquina a "Cantarranas", casa hoy propiedad de Elicio Sánchez, y que marchaban muy bien, habían comprado digo, la casa, muy vieja entonces, donde hoy está "el Aboleo", y allí, en jualas repartidas por todas las habitaciones de la casa, criaban pollos. Fue la primera granja de pollos que hubo en el pueblo.

     Entonces no había ni naves, ni pollos de engorde. Los que  estos cebaban, que se los daban medio regalados, eran los pollitos machos de las gallinas blancas ponedoras, las "Legord".

    Estos pollitos "Legord", cuando se hacían gallos, los dueños de cada corral, eran de una chulería, una potencia sexual y una agresividad excesivas. Más de un forastero llevó en sus nalgas la marca de sus espolones, cuando salía al corral, detrás del muladar, a "tirar de pantalón".

   Entonces, metidos en jaulas, con pienso compuesto, en cuanto echaban cresta y corales, y se les ponían colorados, aquello eran unas peleas y unos guirigáis impresionantes. Había muchos problemas de convivencia polleril, se mataban y no hacían.

   A Eustaquio se le ocurrió la idea: ¡Caparlos!

   Él, como era un crío muy observador y andaba siempre por el pueblo como perro sin amo, se lo había visto hacer a la capadora "señá Natividad", que vivía en la plazuela de San Nicolás. Dado que los pollos tienen "los rínfanos" en el interior de la cavidad abdominal, la castración es una técnica quirúrgica de alto riesgo. No es igual que a los marranos, o a los burros, con esos rinfanazos bajo la piel, y colgantes, tan proominentes y comprometedores.

   Ya desde niño le encantaban las manualidades: hacer casetas pa los gaviluchos, carros, jaulas pa los grillos, pescar ranas en el "Excomulgao"...; Provisto de acerado bisturí,  se inició en la castración. 

     Nuestro tío Pablo sujetaba  el pollo entre las piernas con las patas abiertas, él lo desplumaba un poco, cortaba, hurgaba y rínfanos fuera. Le echaban alcohol y mercromina.  Después de unos cuantos no superar el traumatismo post operatorio, cogió el truco y se hizo un experto capador autodidacta, primer mérito importante en su "currículum vitae". Viendo los de las casas de las incubadoras, la destreza de aquel muchacho, lo quisieron llevar para sexar pollitos. Estuvo una mañana y aprendió rápido; pero, como era tan pequeño y mi tía Coral lo quería tanto, siempre, aunque trasto, fue muy cariñoso, no lo dejó marchar de casa.

     Pasados unos pocos años, cuando decidió escaparse a Madrid, encargó unas tarjetas en la imprenta del "bazar J": EUSTAQUIO MAZARIEGOS ALONSO, "Castrador y sexólogo". "Trabajos a domicilio".

    
NOTA: Les aseguro que esto no es más que la presentación del personaje, que falta lo mejor, en lo que no será necesario añadir ni exagerar.
 

2 comentarios:

Txina Villalpando dijo...

Cuantas veces me recuerda Isidoro "Multa" en su bar de Valladolid, cuando le devolvió el tintero a Don Valentin, ni corto ni perezoso se lo volvió a tirar al profesor. Otra que tiene, que finjio caerse al pozo de la posada Eustaquio (donde tiene Felipe Vega su casa), y la preparo muy gorda. Y otras tantas que por este medio seria muy complicado explicar. Pablo me contó mil unas carocas del pueblo. Saludos.

Administrador dijo...


Efectivamente: si yo me paro a relatar todas sus hazañas, sería interminable.

Felipe Vega le compró el solar, a nuestros primos los Demócritos, que lo habían comprado por NOVENTA MIL PTS. de los años "sesenta". Le tocó diez mil pts. a cada hermano Alonso Alonso, incluida tu abuela Coral.

El pozo es lo único que se conserva. Lo habían tapado los hijos de Julián cuando tiraron la casa. Felipe lo ha recuperado, y lo utiliza para regar el huerto.

En nuestros tiempos, el abuelo Eustaquio había muerto un poco antes de nacer nosotros, era la Posada de la "señá Ana la Maragata". En los tiempos del abuelo, se llamaba "PARADOR EUSTAQUIO". Un día, poco antes de tirar la casa, me metí por detrás y estuve recorriéndola toda. Encontré un cartel en madera que lo ponía, "PARADOR EUSTAQUIO". Se lo di a mi hermana. Creo esté en la jabonera.

Creo no fingió caerse, sino que se cayó de verdad: bajaba a buscar nidos de pardal entre las piedras. Se resbalaría, y al agua, y no pudo volver a salir escalando porque las piedras de abajo estaban resbaladizas y sus zapatos, con la mojada, también.

Es bonito recordar.