martes, 2 de febrero de 2016

WALDINO CHIMENO MODROÑO, "tito"



                        WALDINO CHIMENO MODROÑO.  “TITO”. (I)

            Era primo doble de mi padre, Mateo Modroño Chimeno. El menor de los diez hijos de Primitivo Chimeno Luna y María Modroño Maestre.

            Mi abuelo Goyo Modroño Maestre, emigró a la Argentina el año 1909  o 1910, dejó aquí a su joven esposa, María Chimeno Luna con dos niños, Petra (mi tía madre, quien murió en esta su casa) y Mateo, mi padre. A no más del año, los reclamó. El abuelo Pedro Chimeno Margallo, llevó a los niños, a su hija María y el baúl en el carro al tren a Benavente, para coger el vapor en Vigo, cruzar al Atlántico,  fondear la costa de América del Sur, desembarcar en Buenos Aires, cruzar en ferrocarril el inmenso país, hasta el otro extremo, bajarse en San Rafael y, en carreta llegar a las tierras, que el estado le había dado a mi abuelo, y refugiarse en la cabaña que él había construido en el inmenso paraje conocido como Ramacaída y Cañadeseca, en la provincia de Mendoza.

 Al recordar las penalidades de aquel viaje: trenes de tercera, barcos de tercera atestados de emigrantes… a una madre de 28 años con niña de 4 y niño de 2, me pongo a llorar. Son seres tan queridos, siento tanta compasión… Creo que en el puerto de Buenos Aires ya los esperaba el joven y fornido esposo y padre, mi abuelo Goyo.

            Fueron los años en que la filoxera, el aumento demográfico, la falta de industrias empujaron a la emigración a miles y miles de castellanos y leoneses.

            Mi abuelo, al ver que allí existían abundantes medios para subsistir, que ya los italianos habían ido plantando viñas, llamó a varios de sus hermanos. Por supuesto que mediante cartas, recibidas al mes de escritas.

            Aparte de los otros Modroños que, como él, allí no perduraron, nos fijamos en el matrimonio formado por Primitivo Chimeno y Maria Modroño, hermano y hermana, respectivamente de mis abuelos Goyo Modroño y María Chimeno.

            Primitivo era el mayor de los hijos de Pedro Chimeno Margallo, natural de Villárdiga, y Narcisa Luna Alonso, de Villalpando. Había tenido otro hermano, llamado Mateo, quien falleció víctima de la tuberculosis que se desarrolló en el Semintario de Valderas, poco antes de cantar misa. Era compañero y amigo del famoso cura D. Cayo Riaño.

            El resto eran hermanas, por este orden de edad: Canuta, esposa de Camilo Boyano, madre de la numerosa familia de “los Camilos” Boyano Chimeno; María, mi abuela, madre de los  Modroño Chimeno; Eugenia, vivió siempre en Zamora, madre de los Martín Chimeno, uno de ellos, Casimiro, muy conocido por haber desempeñado importante cargo en Sindicatos, vive Visita, la hija menor de ésta, en la residencia de aquí, tiene más de 90 años; la menor fue Josefa, esposa de Ciriaco Espinaco; madre de los Espinaco Chimeno, entre ellos el famoso Domingo "Muralla"; de esta numerosa cuadrilla de los Espinaco Chimeno, viven Ulpiano, a punto de cumplir los cien, en Sevilla, Pedro en Vizcaya, Pepita en Zamora y Ángel quien reparte sus paseos entre Sevilla y Villalpando.

            Primitivo y María, que vivían en la dehesa, él de encargado del Conde de Superunda, cuando emigraron ya llevaron cuatro niñas/os, allá tuvieron otros seis. El menor de éstos, “Waldino”, el ahora fallecido, quien, el día de San Marcos, cumpliría 95 años.

            No puedo acabar con todos estos parentescos, que pueden resultar tan aburridos para jóvenes y extraños como entrañables para la numerosa descendencia de todas las familias citadas, sin explicar lo siguiente:

            Primitivo, antes de casarse con la Modroño,  había enviudado muy joven de su primera y más joven esposa, una muchacha de Villárdiga, preciosa, según contaban los viejos. Murió al dar a luz a su hija Patrocinio. A la niña la criaron los abuelos maternos, hasta el año o así, en que se hicieron cargo de ella los paternos. No la llevaron Primitivo y María a la Argentina sino que quedó  aquí, (aquí, aquí: en el lugar en el que ahora escribo se asentaba la antigua casa de aquellos abuelos,  bisabuelos míos, de los que luzco su foto enmarcada en el portal de casa) y vivió con ellos, Pedro y Narcisa, hasta su boda.

              Ésta, bella también, contrajo nupcias con Francisco Gutiérrez, mi tío Paco, el carretero. Ellos fueron los padres de Remigio, Carmen,  Don Primitivo el cura, Pacucho y Nana. Por tanto este Waldino, era medio hermano de  la madre de los anteriores, con una gran diferencia de edad, en casa de los cuales, ya de último, su mujer, Rosita y él, pasaron largas temporadas.

            Después de esta ración de parentescos, les prometo que el resto de la historia será distinta.


            

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