viernes, 19 de febrero de 2016

LO DE CORREOS Y UNA DEFUNCIÓN.


   En vista de que el problema sanitario ya está solucionado, debería la Agrupación para la Defensa de la Sanidad ampliar su cometido en solucionar otras deficiencias, la  del servicio de correos por ej, ya que el Ayuntamiento nada soluciona.

  Vuelvo a insistir que el quitar de aquí la distribución, los empleados y llevárselo todo a Benavente, es la causa de estas deficiencias. Levantan de aquí un servicio y  el ayuntamiento ni se inmuta.

   Si hubiera un Jefe o Jefa de Correos y dos carteros fijos como antes no habría estos  problemas.

   Ayer fui a lo que queda de correos a por dos certificados cuyo aviso habían dejado en el buzón, en lugar de llamar en la puerta y entregarlos en mano. Había ido dos días antes a las diez, pero hasta y media no abren.

   Ese mismo día había aparecido en el buzón una nota diciendo que he de notificar a todos nuestros remitentes el cambio de nº de nuestra casa, que ellos dejan las cartas en el número de la dirección, que, como a veces cambian de cartero cada semana no asocian el nombre con la casa.

   Ayer, en la oficina, la funcionaria insistía en lo mismo.

   Le respondo. -O sea: he de presentar comunicaciones, diciendo que nuestro nº ahora es el 3, a todos los posibles e hipotéticos remitentes de cartas a una familia al menos de cuatro miembros. A los bancos, Agencias Tributarias, Jefaturas de Tráfico de toda España y del extranjero, desde donde pueden llegar, y de hecho alguna ha llegado, multas a cualquiera de la familia, ITVs, Caritas, Cruz Roja,Mundo Negro, Misioneros Combonianos, Intermón, Manos Unidas, Hermandad de Donantes de Sangre, Agrinza (estos ya lo saben), Juzgado de Instrucción, Muface, Seguridad Social...

   Cuando damos una nueva dirección, ya ponemos el nº 3, pero, ¿cómo cambiar todo lo de atrás? No es mucho más fácil que la cartera lea el nombre puesto en el buzón, ya ni siquiera le pido sepan que los Modroño Riaño viven en una casa muy reconocible, que no es la de la esquina de tres plantas, sino la siguiente de caravista, con dos escudos, cuatro puertas, una verja; y que ese señor con quien ha hablado en la puerta de esa casa, con gafas  a veces, pelo cano y poco, fortachón, y cabezón, con arrugas en la frente, y en más sitios es Agapito Modroño?

    De todos los modos he pegado en el buzón, bien grande y claro, el nombre de los destinatarios de C/ Silera, nº 1, nº 3.

   En el pueblo, en las casas de antes, han cambiado muchos números, otras no lo tienen, tampoco buzón, más de la mitad están cerradas. Si hubiera un cartero de más tiempo, a la semana ya sabría donde vivía cada cual.

    Otro caso concreto: un amigo, donde también su antiguo nº, el 17, por ej., ahora le corresponde al de la casa siguiente, el suyo ahora es el 15, pero tiene en la puerta el buzón con los nombres de los miembros de la familia. Pues no hay manera. Cuando llega un nuevo cartero, todas sus cartas al buzón de la casa vecina, cerrada menos en agosto.

    Y así, pendiente le llegue una carta del Clínico para unas pruebas, se pasan semanas, hasta que llama y le dicen le han mandado la carta de aviso. El buzón del vecino atiborrado y sin poderla sacar hasta el verano.

     Resumiendo mucho: que en las casas donde haya dudas, pongan bien claro los nombres y que dejen la correspondencia donde y por  los nombres, que son más seguros que los números.

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    Ahora la parte triste: darles cuenta de otro fallecimiento más, el de SUSANA LÓPEZ RODRÍGUEZ. tenía 80 años. Era la madre de Elvira, de Seve y de Fernando, quien lleva toda la vida trabajando en la quesería Alonso Bariego.

   Su marido, fallecido hace unos años, era conocido con el nombre de "Torano", diminutivo de Victoriano..

   Pertenecía Susana a la familia de "Los Morgates": seis hermanas y dos hermanos.

   Ayer, en el tanatorio, se sentó Lucilo, a mi lado, después de haber estado contemplado un rato el rostro de su hermana.

    El hombre estaba con ganas de desahogar un poco su pena. Lo típico: si parece que está dormida, no somos nada, de ocho ya solo quedamos tres. Y me sigue relatando la historia familiar: _Mi madre se murió antes de cumplir los cuarenta años; Lala, la pequeña, no sé si tendría dos. Yo tendría siete u ocho. La mayor, la rubia tan guapa, la que se casó con Pito, tendría 18. Vive. Fue la que tiró por toda la carga, aunque desde bien pequeños todos ayudábamos.

     Le pregunto cómo subsistieron en aquellos tan malos años.

     -Mi padre era muy trabajador. Tenía tres mulicas y un carro. Teníamos un majuelo y arábamos viesas en el Raso. Cuando yo empecé a andar detrás del arao, mientras comía mi padre, porque andábamos al rebezo con las tres mulas, casi no podía sujetar la "manjera".

      -También andábamos a la piedra. (Había días de helada que estaban clavadas), A la leña, a portes con el carro a Zamora, a los postes pa Aquilino el de la luz. Con lo de un porte compré la bicicleta de mujer, pa que andaran también mis hermanas, que tengo.

       De aquella, alrededor del cincuenta, solo puede quedar el cuadro. La sufrida bicicleta en la que se desplaza Lucilo y pasea por la carretera de Quintanilla. Al salir del tanatorio, allí en el poyo, la vi apoyada.

         Susana, como todas las Morgatas, fue guapa y  buena moza. Una buena mujer de las del pueblo de to la vida, con la que, al encontrarnos, siempre nos decíamos algo. ¡Cuánto me preguntó por la chiguita! Lo hacía con cariño, se notaba; no con la malsana curiosidad de otras. ¡Cómo, cuando me vio a los pocos días, porque no fue capaz de ir a la iglesia, me abrazó y lloramos juntos..!

         Fue una sorpresa que me apenó, ver la esquela. Andaba delicada, pero me la había encontrado por la plaza unos pocos días antes. Se puso mala, la atendieron muy bien de urgencia en el Centro de Salud, la llevaron a Zamora, la reanimaron, pero ese corazón no podía más. Duró cinco horas.

        Que quede aquí su recuerdo y mi cariño a su familia.

   .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido don Agapito: Fui alumno suyo en el "Gabriel y Galán". De usted aprendí lengua y literatura, de usted aprendí honradez. Gran parte de lo que soy, Profesor de Secundaria, se lo debo a ese lujo de maestros de 7º y 8º: don Miguel Vicente, don Santiago Martín, doña Marisa Benayas y usted.

Recuerdo con qué ilusión nos hablaba de los ilustrados, de los regeneracionistas: Moratín, Feijóo, Jovellanos, Larra, Joaquín Costa, Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu; y de los del "noventa y ocho". Se notaba a la legua que su preferido era Unamuno. Nos puso una éxamen, comentario de un texto de Delibes, había que descubrir al autor. Un alumno dijo que usted lo había escrito.

Mi padre falleció. Mi madre hace años que se fue de Villanueva a León. Siempre cuando paso por la autovía llevo a los niños y a la esposa. Un día sí que paramos en el restaurante de la entrada en la carretera vieja, y pregunté por usted. Me dijeron que había publicado un libro. Me dieron señas y entré a comprarlo. Pregunté dónde vivía, me acerqué a su casa y nadie contestó.

Cuando lo leí, con mucho agrado, varias veces el cuento que inserta titulado "El Jornalero", me dije: "este es don Agapito en estado puro". Es la reciente dolorosa historia escrita con rigor. Un tema que todavía levanta ampollas escrito con objetividad. La gran valentía de rescatar del olvido a los represaliados, cuando todavía vivirían en el pueblo coetáneos de la contienda de uno y otro signo. La filosofía de concordia de su cuento, por desgracia, todavía bastantes de mi generación, la tercera desde la guerra, no lo han asumido.

Un día, no hace mucho, por casualidad, di con su blog o bitácora (como a usted le gusta nombrar a su cuaderno). Desde entonces soy visitante asiduo. Leerlo es un puro deleite. Unas veces me traslada a mi infancia. Otras todavía aprendo de usted en esos artículos de ensayo. Me pone al día de mi comarca terracampina. Me hace recordar palabras y locuciones casi olvidadas. Su lenguaje unas veces es docto, otras costumbrista. Escribe como hablan las gentes de nuestros pueblos.

Si ahora, venciendo la pereza, me decido a dedicarle una hora, es porque ya no puedo más. Porque esa lucha que cuenta ha hecho que se remueva mi conciencia. Porque no comprendo, o sí, pues conozco la apatía y zorrería de los comarcanos, que no le lluevan mensajes de apoyo.

Por eso, para que sepa que cuenta con el mío incondicional, le mando este mensaje. Porque usted está demostrando tener madera de héroe. Porque usted, en medio de tanto miseria moral, de tanta oscuridad, es una clara y cristalina luz. Un gigante ético. Un ejemplo a seguir que no abunda.

Me imagino lo que es luchar en solitario en medio de la forma de ser de nuestras gentes. Cuando tendrá que superar incluso traiciones, como tan bien cuenta en el blog y nadie desmiente.

Usted también de forma transversal, nos enseñó un Cristianismo humano. Cuando un día al final de octavo le preguntaron sobre si había Dios, usted nos remitió a Unamuno, y nos leyó, cuando se murió D. Francisco, el poema ese del cementerio, "donde la hoz no siega".

Pues desde los girones de esa fe de quien nació bajo el Cristo de Santo Tomás, como consuelo, le quiero recordar:

"Bienaventurados los que padecen persecución por buscar la justicia...

Me dijeron mis primos que le habían otorgado un premio en Villanueva por su labor de escritor costumbrista. Propongo que esa misma organización le dé otro diez por su gran labor de luchador, de regenerador social. Sería la forma de compensarle en justicia de los sinsabores que pueda recibir.

Que ese Dios o la naturaleza, les sigan dando salud. Sigue siendo usted un gran maestro. Además ahora, a través del blog, enseña gratis.

Administrador dijo...

Querido amigo: ¡¡¡Gracias en el alma por tus elogios!!! Tu muestra de apoyo es oportuna y reconfortante. Ahora perdona alguna matización.

En Villanueva tuve la suerte de coincidir con los mejores compañeros que me he encontrado en la profesión. De ellos, y de la biblioteca del centro, aprendí.

En cuanto a que no me lleguen más mensajes de apoyo, como tú habrás comprobado, para hacerlo es necesario poseer cierta pericia informática que desconozco. Registrarse o no sé qué historia.

Antes estaba abierto a todo el mundo. Como consecuencia de los asquerosos anónimos, mi nieto cerró esa libertad de que cualquiera pudiera hacer llegar basura que, aunque no la publicara, con leerla yo era suficiente para que me molestara, por lo que, para contestarlos, había de publicarla. También lo hacía para mostrar cómo es esa gentuza.

Personalmente, en más de una ocasión, me han manifestado que el sistema les rechaza mensajes de amistad que me envían. De tal manera que, algún amigo, me los manda a mi dirección de emeil para que yo, desde mi cuenta, por lo tanto como "Agapito dijo", aunque luego figure su nombre, los cuelgue.

También me ayuda mucho a mantenerme en pie la aceptación y el afecto, demostrado en mil detalles, de la inmensa mayoría de mis vecinos. Y, sobre todo, de mi esposa.

Además, cada uno es como es. Yo no puedo ser de otra manera. El árbol da sombra aunque no quiera.

La verdad es que pensé no iba a tener más guerras. Mil veces he explicado como quise evitar ésta. Pero claro, cuando atacan, y sin razón incluso el instinto te obliga a defenderte.

De todos modos la satisfacción interior de ser fiel a tus principios es también reconfortante. Tú sabes con la que tenemos liada en España por culpa de la corrupción, qué grato es pensar y exponer: "ya os lo decía yo". Ello compensa de los malos ratos.

Hacia los traidorzuelos y los miserables morales, desprecio.

Hacía los altruistas que tienen detalles como el tuyo, inmenso agradecimiento.

Deseo sientas esa satisfacción moral de quien hace el bien.

Mi abrazo más cariñoso.