miércoles, 17 de junio de 2015

APRENDAMOS DEL PASADO.



                                              APRENDAMOS DEL PASADO.

                En agosto de 1936 clamaba así Indalecio Prieto contra los asesinatos perpetrados por sus correligionarios, como venganza por los que se producían en la otra zona: -“Oídme bien: ¡no los imitéis!  ¡No los imitéis! Superadlos con vuestra conducta moral! Superadlos con vuestra generosidad! Yo no os pido que perdáis vigor en la lucha, ardor en la pelea. Pido pechos duros para el combate… pechos de acero; pero corazones sensibles, capaces de estremecerse ante el dolor humano y de ser albergue de piedad, tierno sentimiento  sin el que se pierde lo más esencial de la naturaleza humana”.

                Nuestros antepasados no tan lejanos, el mal llegó hasta nuestros días, fueron víctimas de descomunales errores históricos, de la desgracia de reyes, incompetentes en algunos casos, y en otros, además de torpes, malvados; la desgracia de recaer todo el poder en un personaje, como el Fernando VII, que reunía todos los defectos de las malas personas: torpeza y egoísmo. No quiero repetir los conocidos males del convulso siglo XIX, cuando las naciones vecinas progresaban en libertades, derechos humanos, justicia social, riqueza, bienestar, democracia.

                En el XX la situación socio-económica de España era insostenible. Ante aquella sociedad tan pobre e injusta eclosionaron con fuerza corrientes de pensamiento, movimientos políticos antagónicos que, fijándose ya en los modelos de fuera, se decantaban por unos u otros: el comunismo de los soviets, al anarquismo, el fascismo de Hitler y Mussulini;  las democracias liberales con sus variantes de democracia cristiana, social democracia, liberalismo…

                Ya a la altura de 1930, lo mejor de la intelectualidad del momento, reunidos en San Sebastián, se confabularon para derribar a la monarquía, imperfectamente parlamentaria, a la que achacaban el atraso de España, y establecer una república.

                Como lo que estaba en juego era un nuevo modelo social, las propuestas eran muy diversas. De acuerdos con ellas surgieron multitud de partidos políticos, desde la extrema derecha a la extrema izquierda: F.E, Tradicionalistas, JONS, Acción Popular, Agrarios, Partido Radical Republicano, P.R.R. Socialista. Izquierda Republicana, PSOE. PCE, Anarquistas, POUM, PNV, ERC y otra multitud de partidos regionalistas. En las cortes de 1933, cito de memoria, había diputados de más de 30 partidos, aunque los de derechas se hubieran unido en la CEDA.

                En Villalpando tenían afiliados o simpatizantes , incluso cierta organización, los dos de derechas; Agrarios y Acción Popular; los cuatro de izquierdas tenían estatutos, sedes, pagaban cuotas, organizaban actos, incluso huelgas, tenían mucha actividad PSOE, PCE, FAI-CNT, PRRS.

De aquí que, al referirse a ellos en común, en toda España, se empleara el término “las derechas” y “las izquierdas”, (los centristas acabaron siendo engullidos por las unas y las otras).

                Aunque en la guerra civil acabaran imponiéndose los más radicales en cada bando, tanto entre las derechas, y más entre las izquierdas existían enormes diferencias ideológicas. Izquierda Republica, partido de Azaña, PRRS, de Marcelino Domingo y un sector del PSOE, entre otros regionalistas, no eran marxistas ni revolucionarios. No aspiraban a implantar la dictadura del proletariado. Eran lo que hoy llamaríamos social-demócratas.

                Los moderados Indalecio Prieto, Besteiro, Fernando de los Ríos…, hombres éticos, ilustrados, buenas personas pertenecían a la tendencia social demócrata. De ahí que se manifestaran contra los horrores que los comités, los grupos incontrolados de milicianos,  (armados por el gobierno de la república para contener a los fascistas) comenzaron a cometer desde el 19 de julio. También, bien pronto, comenzaron en esta provincia los de signo contrario.

                Saltemos hasta nuestros días: fracasado el marxismo como modelo socio político, derribado el muro de Berlín, se ha visto que el modelo de liberalismo económico social, de libertades, de  respeto a los derechos humanos; el modelo de las democracias occidentales, es el que posibilita las sociedades del bienestar. Es el modelo deseado por los partidos de centro derecha y de centro izquierda de entonces.

                Ahora bien: como ocurre con todo lo humano, dado que somos una especie formada por individuos  heterogéneos, desde los más o menos generosos, nobles, éticos, altruistas, inteligentes… hasta los más o menos,  avaros, soberbios, ególatras, cainitas, mediocres, malas personas, ocurre que cualquier modelo organizativo tiende a degradarse, si no se revisan los valores morales en que se asienta.

                Así el actual neoliberalismo se ha cargado de grasa, ha echado adiposidades: enormes desequilibrios económicos, fruto de la absurda avaricia, entre ricos y pobres, fruto, en otros casos, más grave, de la corrupción. Todo ello amparado por los paraísos fiscales. Lo anterior, y otras causas han generado la actual crisis de paro, de pobreza, incluso cierta miseria, para individuos y familias.

                Ello ha dado lugar en España al movimiento ciudadano del 15-M, derivado en la nueva izquierda de “Podemos”; también a otro nuevo partido  de centro, “Ciudadanos”, ambos saludados con mucha esperanza por mi parte.

                Con ambos comparto su afán regeneracionista  de cambio, de justicia social ( bastaría con evitar el fraude fiscal para dar a quien lo necesite). No comparto el neo izquierdismo de “Podemos” con sus clichés: antisistema, antiliberalismo, antiatlantismo, antisemitismo; cierta comprensión con el terrorismo del EI (echan la culpa a occidente del fanatismo musulmán), sus alianzas con los proetarras de Bildu, y comprensión por tanto, de aquella barbarie (“de la que tenía la culpa Franco”); su odio a la derecha, su deseo totalitario de “empoderamiento popular”; de jugar con las cartas democráticas, y “cuando ganemos la partida, rompemos la baraja”, frase por mi oída.

                Los tuits, o como se diga, de Guillermo Zapata, son la punta del iceberg del magma ideológico, anteriormente descrito, que bulle en “los círculos”, y supone un peligro para la convivencia en paz.

                Por suerte, en estas nuevas, actuales  izquierdas, también hay  “Prietos”, “Besteiros”, “de los Ríos”, “Azañas”,…: un montón en el PSOE, desde González a Nicolás Redondo, pasando por Carmona, a quien escuché pediría la dimisión de “Guille”; y está su socia Carmena, tan templada, serena, tan llena de buenas intenciones. Aplaudo lo haya apartado de “Cultura”.

                Esperemos no se repita la historia y sean los radicales quienes impongan su criterio.

                Por esta regeneración hemos de trabajar cada uno en nuestra circunstancia, buscando  la paz. Hija de la justicia. Siendo generosos, sabiendo, incluso, perder.

                Así lo estoy intentando en mi conflicto con el Ayuntamiento. Para ello he propuesto la permuta de esa parcelita municipal, 57 áreas, (Pinos de Quesada) de pésima calidad como secano, incrustada en medio de nuestro regadío, dando a cambio una parcela nuestra en “Las Ribaltas” de buena calidad (quien conoce el término sabe la diferencia) que mide 1´45 has. El valor de la nuestra en el mercado sería unas cinco veces superior.

                Esa es una propuesta de paz, en beneficio de todos. Nos ahorraríamos disgustos y gastos (aunque los del Ayuntamiento no lo sean de bolsillo particular) con la que el municipio, además, saldría ganando.

                Si, después de solicitarlo ayer por escrito, ahora lo hago público es, utilizando una democracia directa, participativa, crear un estado de opinión favorable, que venza resistencias,  en favor de lo razonable, de lo justo.
               
                 

                

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