domingo, 6 de abril de 2014

EL PREGÓN DE SEMANA SANTA.



                               Y NO DEFRAUDÓ  LA PREGONERA PILAR CONCEJO.

                Pueden releer la semblanza de la saga familiar Concejo  Álvarez bosquejada unas páginas atrás, donde anunciaba que Pilar sería la pregonera en este ya tiempo alto, otoñada fructífera para los niños del racionamiento, en este 2.014. Verán eran cortos mis elogios.

                Precioso el acto. Un acierto por parte de la Junta de Semana Santa, a propuesta de Pablo Román, desgajarlo de la cargada liturgia en la mañana del domingo de Ramos: bendición, procesión, larga  Misa con sermón, lectura de la pasión, canciones…, la gente se cansa. Pocos son los que aguantan a seguir en la iglesia escuchando el pregón. Decepcionante para el pregonero ver como la iglesia se vacía.

                Los primeros años se pregonaba también la mañana del Domingo de Ramos a continuación de Misa, pero en el cine, con lo cual se estiraban las piernas, se descansaba un poco. El cine se llenaba hasta arriba. Los tres primeros pregoneros, creo por este orden, fueron Luciano López García, Evencio Núñez Espinaco y Félix Rodríguez Díez, “Nitro”. No sé si porque me pillaron más joven, menos curtido por la vida, más blando, con los tres me inflé a llorar. ¡Eran tan comunes, emocionantes, y hasta líricas, las vivencias que narraban…!

                Se ocuparon todos los asientos, ¡qué menos!, y había gente de pie. El marco es precioso, y hasta funcionó bien la megafonía: las palabras de Conchi Torio Boyano (padre, de los transportistas de Cerecinos, madre, de la familia de “Los Camilos” y “Peliblancos”) y Pilar nos llegaban limpias, nítidas.

                Conchi, como Presidenta de la Junta Semanasantera, se encargó de la presentación. Ahí ya empezamos a gozar. Su exposición fue medida, justa, acertada, bien dicha, y meritoria en la búsqueda de la fuente, que no fue Pilar ni Concejo alguno, para elaborar el extenso currículo de la pregonera. Todos descubrimos cuánto esfuerzo desde niña, cuánta capacidad, cuánto mérito en la vida de “esa chica de los Concejo”, en esa Profesora, Catedrática de Filología Hispánica en Universidades americanas (que eso da mucho caché) y españolas. Y todo eso calladito, sin saberlo la gente del pueblo, fuera de su círculo familiar.

                Comenzó Pilar agradeciendo la presentación, a la que, con serena humildad, consideró excesiva, explicó brevemente lo impensado para ella, al tiempo que  gratificante, verse en ese brete, que le ha servido, entre otras emociones, para volver a la Novena de la Dolorosa, cantar La Salve, y recordar cuando de niña, cantaban los misterios con voz aflamencada, “Poldo” y “El Nono”.

                Y, vayamos  “al consonante” del pregón: ¿pues cómo iba a ser? A la altura intelectual y humana de la pregonera, persona dedicada al estudio, a la docencia y comprometida, en su pertenencia a la Institución Teresiana, vitalmente con el Cristianismo.

                Se agolpan los adjetivos en mi mente. No los voy a utilizar. Prefiero bosquejar unos apuntes: sus citas a Santa Teresa, sus vivencias familiares y, cómo no, las de don Miguel de Unamuno.

                Las de la santa, las trajo a cuento, de cómo impresiona, en general, la imaginería religiosa, cómo la imagen, el mirar de un crucificado, de adolescente, orientó su vida por el camino de la ascética. Y citó a Gregorio Fernández, en cuyas tallas había técnica y divinidad. En Pilar, la mirada del Nazareno de su pueblo, también había influido.

                Mi lágrima fácil intentó asomarse cuando recordó a sus padres, su infancia (en esa casona de la calle, entonces, Dr. Ballester Nieto; ella no hizo esa ubicación, todos los sabemos), mal calentada la sala de estar, con una pequeña estufa y un brasero; en  resto, mantas y el calor de los hermanos compartiendo cama. Los mismos fríos que templaron, dieron temple, a todos los de nuestra generación.

                En cuanto a los recuerdos de su Semana Santa de niña, los mismos que nos son comunes: las  procesiones, sobre todo la del “encuentro”, los oficios, el recorrer los monumentos, el olor a rosquillas y magdalenas, aunque sin citar el “Oficio de Tinieblas” y las carracas en la tarde el Miércoles Santos. Tiene una explicación: las niñas no iban a hacer el bruto con carracas, matracas y bancos, hasta que D. Cayo nos desalojaba a “cingulazos”.

                Y Unamuno, ¡cómo no  el existencialista don Miguel!, siempre los creyentes y los dudosos, buscando cuando el péndulo del vasco salmantino, en su búsqueda, se inclinaba por el lado de la fe, para lo que también se apoyaba en “los Cristos”, y les dedicaba versos.

                Los aplausos duraron casi tanto como después de una romanza de “Pavarotti”, mientras ella nos pedía que lo dejáramos.

                Después, a toda la familia Concejo (estaban todos los hermanos, menos “Angelito” que vive en Sevilla y ha de trabajar, y muchos de los sobrinos, incluido un hijo de “Monchi” llegado de Sidney)  le sorprendió la actuación de la coral “Muvi”, dirigida por Ana Isabel Miranda. Yo les decía: todas esas señoras, y esos pocos hombres, son de los de aquí, de los que vivimos todo el año en el pueblo. También a mí me sorprendió, encantó, elevó, me emocionaron sus tres canciones religiosas.

                Al final la preciosa convivencia, al tiempo que pinchábamos la viandas y refrescos donados por la Junta.

                Felices se han ido los Concejos al verse queridos, arropados por las buenas gentes del pueblo, de toda la vida, que jóvenes y de mediana edad,  había pocos.

                            
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                                                                EPÍLOGO.

                Ahora mi intento de enseñanza, aunque no sé si será “predicar en desierto”, pero si no lo digo, ya de una vez, reviento.

                Pretende esta bitácora no sólo entretener e informar, sino también formar. Lástima que  la mayoría de la gente de mi generación ni siquiera tenga ordenador, que desaprovechen el gran medio cultural, de formación, que es internet, que tengan una vida tan pobre ocupada en el chismorreo, en jugar o ver jugar a las cartas, en ver la tele. Me temo que esos ya no tengan remedio, aunque nunca es tarde…

                Lo penoso es que los adolescentes del pueblo y comarca, los alumnos del IES “Tierra de Campos”, no participen, desconozcan, desaprovechen toda la vida cultural del pueblo, o todo lo que pueden aprender de la intelectualidad villalpandina.

                Seguro que el “Plan del Centro”, sobre el papel, se contempla la implicación el conocimiento, la interacción de y con la realidad en la que está enclavado.

 ¡Pues ya ven! ¿Conocen su historia? ¿su economía? ¿sus tradiciones? ¿Se asoman siquiera al lenguaje que se está perdiendo? ¿Leen a Álvarez Junco, a Luciano López, a Fernando Cartón, a Félix G, Modroño, el escritor en el último año más leído en Vizcaya? Y, como dicen aquí, aunque no esté bien en mí decirlo, ¿entran en este blog?, ¿leen alguno de mis libros, el de la guerra, por ej., o mis relatos?, que no lo diría si no tuvieran el aval de premios literarios.

Las respuestas son negativas. ¿Quiénes les van a enseñar todo eso cuando sus profesores lo único que saben del pueblo es la distancia a la que está de Valladolid o Zamora?

Un día leí en el periódico que habían programado unas jornadas sobre el lenguaje tradicional. Intenté visitar a la profesora de Literatura. Difícil: o están en clase, o reunidos, o en el bar, o marchan corriendo. No lo conseguí. Les dejé un ejemplar de mis libros. No he tenido más noticia, ni siquiera me han dado las gracias. Iré un día a decir que me los devuelvan.

Lástima que se desperdicie tanto valor como sería escuchar con atención a Pilar Concejo.
                               


                

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Agapito, sé que no tiene nada que ver con este tema, pero me gustaria que me dijeras el título de tu libro en el que dices que aparece una foto de Angel (padre de Franquito) y dónde puedo adquirirlo.
Muy agradecido

Administrador dijo...



Es la foto de portada en el libro titulado "Aquellos Pueblos".

Se puede comprar en las librerías de Villalpando, en alguna de Valladolid que luego diré, En Zamora en Semuret. Vale 12 euros.

Estoy recibiendo elogios, sobre todo por los relatos de la 3ª parte.

Encantado de informarte.

Anónimo dijo...

He intentado entrar para hacer un pequeño comentario a tus últimas reflexiones sobre los actos de la Semana Sta, son muy acertados, como ese resumen final sobre el profesorado desarraigado..., de ello solo se pueden esperar alumnos desarraigados.: quizás la mayoría de esos profesores no residan ni sientan mayor interés social ni histórico de Vdo, una pena, como no va a seguir habiendo emigración en nuestra tierra ? por ahí se empieza. era bueno haberlo metido en comentarios de tu blog. Ni que decir que la S. Sta de aqui es muy diferente, no hay sermones ni procesiones, ni pregones, etc. reconozco me hubiese gustado oir a esa ilustre Concejo, por cierto hubo no poca rivalidad entre Concejo padre y M. Cossio ?

Ramón López.

Administrador dijo...


Amigo Ramón: Como ves lo he sacado de tu carta y lo he colgado.

Del profesorado que da clase en ese IES, más la Conserje, una administrativa, la de la limpieza, en total más de veinte personas, una solo, y no siempre, vive en Villalpando.

En el Colegio de Infantil y Primera, de otros tantos, ni uno en el pueblo. Luego se andan preocupando los políticos por la despoblación rural. Hato de sinverguenzas.

Don José María Concejo y D. Manuel Cossio eran los dos abogados de Villalpando, cuando había muchos pleitos. Cierta rivalidad existía, era inevitable, pero se llevaban bien. Eran buenas personas.

Ahora contesto al resto de tu carta en privado.