jueves, 25 de agosto de 2011

SAN ROQUE 2.011.

¡Cuánto ha cambiado desde los años de mi infancia y primera juventud!. Entonces, cuando, aunque faltaba poco, aún no había llegado cosechadora y apenas tractores, ocupados casi todos en las faenas de la recolección, la fiesta eran dos días pelados: el 15, Nuestra Señora, y el 16, San Roque; el 17 todo el mundo al tajo.

Traían, como mucho, 8 vacas alquiladas. Fue, siendo alcalde Vitaliano, a principios de los sesenta, cuando empezaron a traer algún novillo. Estábamos siempre con "hambre" de vacas. Sobre todo desde que asfaltaron la plaza, en el año 57, y hasta que se empezó a echar arena, por el 84, al "ganao" se le habrían las pezuñas, sangraban, se les daba palos y quedaban caídas sin poderse levantar. Las llevábamos arrastro, con una soga a "La Solana".

Apenas si venían forasteros, unos pocos de los pueblos más próximos, y los primeros emigrantes. Ni había, ni hacían falta más garitas, con postes de la luz, que la de Torti y Monsi.

Aunque el día 14 se notaba algo más de ambiente en el pueblo, los muchachos corriendo por los tablados e, incluso, algo de baile en la pista de "Fanega", quien más tarde a la una ya estaba en la cama.

Así, frescos y lozanos, el día 15 corríamos todos en el encierro. Es posible no pasaran de 20 los caballos, hasta que apareció el de Eduardo, avanzados los sesenta, ni un tractor, ni un coche (había tres en el pueblo), ni una moto, sólo infantería: 600, 700, ¡yo qué sé!, o más infantes, desde 14 años en adelante. Siempre conseguíamos traer a las vacas vivas al pueblo, aunque hubiera que seguirla hasta Revellinos o Villalba de la Lampreana.

Vacas, baile, cine, descanso, una cerveza, gaseosa, vermut con sifón, una anchoa, en el bar del cine, de Torti, Riesgo; cantina de Monsifú, Bartolo y Citos, que no había más, el pollo o conejo del corral, buena comida, en eso consistía la fiesta. Y por la noche, a dormir, para estar fresco cuando "La Queda" nos despertara para la "Vaca del Alba". Entonces, la palabra "peña" sólo significaba roca. Cuando la vaca no se movía para aliviar el aburrimiento, pandillas de mozos organizábamos filas de "dola". Nos saltábamos, unos a otros, de pìe, con la cabeza "gacha", apoyando las manos en los hombros, algo de lo que todos no eran capaces.

¡Bueno!, ¡qué contraste en todo!. Señalo sobre todo en lo esencial de la fiesta: la abundancia de ganado, su movilidad, las infraestructuras. Ha desaparecido el triángulo, las cachas, el aparvador. Si es que este año apenas se emplazaban los animales: corrían, se movían, subían, bajaban, se ha recuperado la tradición de torear, que, por algo a estos festejos se les llamaba "CAPEAS", (reivindico este nombre en lugar del de "encierros urbanos") sin un absurdo pitido; ha habido muchos y buenos recortes.

Con capa y muleta han actuado, y bien, los tres novilleros locales, Jesús Granado, Toño Boyano y Diego Luna. El 17, por la tarde, al toro de "la juventud", forastera, los de aquí no se bajaron del cajón, un gitano de Rioseco, Ángel Jimenez, con una camiseta del Madrid, Kaká, le hizo una faena memorable. Lo fue sujetando, templando con derechazos, cuando se hizo con el toro, se echó la muleta a la zurda, y ¡qué dos tandas de naturales con los de pecho correspondientes!. Luego se permitió el lujo de los molinetes y los adornos. Bien que le aplaudimos.

Le felicitó el Teniente de Alcalde. El muchacho le pidió un hueco en el cartel de la próxima novillada. Pienso que se lo ha merecido y que puede atraer espectadores de Rioseco, de Benavente, gitanos y payos.

De los "desencierros" pienso lo mismo que el Teniente de Alcalde, quien, los dos días, me hizo un hueco en su vehículo: "Aquí si que hay maltrato animal". "Que a gusto si se pudiera prohibir, al menos, la utilización de esos cacharros preparados exprofeso para acosar a las reses".

La verdad que los dos días, los tres toros dieron "buen juego". Buen juego quiere decir que corrieron, huyendo de la marabunta, hasta que cansados se paran, se defienden al princpio, embisten al jinete que los recorta, hasta que agotados, entran en acción los "burroterrenos", contra los que se desgracian. No veo la épica ni la estética del espectáculo; no se ve el "espectáculo", el polvo lo impide. ¡Menos mal que espero no lleguen imágenes de estas salvajadas a Merkel y Sarkosy, ni a las agencias de calificación de la deuda, sino nos recortarían los fondos municipales y volveríamos a pasar de los 400...!.

Al igual que se hace en otros pueblos, aquí tenemos la posibilidad de una fiesta de juego de toros y caballistas, o bien con encierros de toros encabestrados y guiados hasta el pueblo, como se intentó hace dos años, o soltándolos en un recinto cerrado, y sin polvo, el prado de "Huelga Pedro". Sería cuestión de reparar la cerca y hacerla visible a los jinetes, y de no dejar pasar a NINGÚN tipo de vehículos.

Para los espectadores, se podría autorizar la instalación de remolques, dispersos, sin tractor, llevados el día antes.


Volvamos a la plaza: a pesar de la mejora de las infraestructuras, por ejemplo los toriles de "La Solana", ante esta aglomeración de público, los soportales se han quedado pequeños, incomodos, y no se ve.


Sería buena solución la instalación de un graderío que ocupara alguno de los lados del rectángulo de la plaza. Sin entrar en detalles, sé de un soldador profesional prejubilado, quien ha diseñado un proyecto de grada muy funcional, y que estaría dispuesto, gratuitamente, a realizar los trabajos.

Dado que la fiesta en la plaza coge cada año más auge, que Villalpando ya es referencia de fiesta de toros sin dolor, sería muy conveniente lo del graderío.

Por último, de parte del "recorman" comiendo churros y chocolate, le doy las gracias al Ayuntamiento.

¡Ah!, una advertencia: no hagan caso de las habladurías de que casi me coge el toraco pío mayor, "p'allá" de "Los Lastros", por culpa de la próstata. Una uróloga, ¡qué gustirrinín!, me ha dejao como nuevo.

Saludos.

1 comentario:

Antonio-Isidro de Caso Crespo (carrisio) dijo...

Gracias Agapito por la humilde grandeza de tu quehacer informativo y creativo de mi pueblo, con los fugaces oropeles del parco reconocimiento de tu trabajo estás alcanzando en tu vida el reconocimiento que en ningún momento han logrado compensar algunos, en justa medida, los inenarrables sufrimientos y miserias conversacionales que has tenido que soportar.