miércoles, 13 de julio de 2011

LA PAJA PARA LA TIERRA.

Hace unos días le preguntaba un forastero a un jubilado labrador:
-¿Ya has cosechao?, ¿Qué tal es el año?
- ¡Va, malo, peor de lo que parecía!
Otro, algo fanfarrón, que estaba al lado, dijo: -Mientras el abono y el herbicida no caigan del cielo, p’algunos siempre es malo. A mí me está saliendo a 4.000.
-¿A cómo has tirao de abono?, le pregunté.
No me lo quiso decir.
Esa es la gran cuestión. Para obtener altos rendimientos son necesarias altas dosis de fertilizantes químicos, y que llueva.
Llega la sementera, preguntas en la Cooperativa o al almacenista: -¿A cómo anda el 8-24-12?. -Alrededor de 70 pelas. ‘Tengo que tirar a 300 kilos, 21.000 pts./ha. Más otros 200 de Nitrato en febrero. Otras 12.000 pts. Ahí se van ya mil kilos de cebada, más el herbicida, amortización del tractor y las máquinas, gasóleo, averías, repuestos, cosechadora, seguros... ¿Y si no llueve?’.
El capítulo fertilizantes es el mayor de los gastos de la explotación. De ahí la necesidad de estrategias para su ahorro, sin restarle nutrientes a nuestras bastante esquilmadas tierras, que pierden cada año materia orgánica.
Una buena práctica, a medio largo plazo, es la incorporación de estiércoles. Pero, a ver, aún con los modernos medios, cómo se abonan las 100 has. de promedio de cada explotación en las llanuras y estepas cerealistas, cuando además su efecto no es tan inmediato como el del ‘guano’ químico.
Dos estrategias fáciles tenemos a nuestro alcance: ¡fuera barbecho!: rotación cereal leguminosa, y, ¡sobre todo!, en ambos casos dejar la paja picada en el rastrojo.
Ahí van datos: Una tonelada de trigo extrae ap. 30 unidades fertilizantes de nitrógeno, 12 de fósforo, 25 de potasio y 8 de azufre. La paja correspondiente a esa tonelada de trigo, unos 400 kilos, si no la quitáramos, devolvería a la tierra 8 unidades de nitrógeno, 3 de fósforo, 20 de potasio y 4 de azufre.
Resumiendo: La paja puede restituir el 25% del N., el 28 % del P. el 75 del K y el 50% del S. extraídos, aunque no de inmediato, de una cosecha para otra. La paja es materia orgánica que sufre una lenta mineralización. Recordemos que las plantas se alimentan de sales minerales, que a los fertilizantes químicos, los llamamos ‘abonos minerales’, porque están formados de esas sales minerales de nitrógeno, fósforo y potasio, el celebre N-P-K, que las plantas absorben disueltas en agua, y para llegar a ese estado la paja ha de sufrir una transformación de, al menos un par de años.
En cambio el nitrógeno que, tomado de la atmósfera, fijan las legumbres en el suelo, es en estado mineral, utilizable de inmediato.
Con estas estrategias, póngase a echar cuentas y verán las pelas que se pueden ahorrar: casi todas las del potasio, suficiente en muchos suelos y poco lavable, parte de las del nitrógeno puede que la mitad (este, sobre todo en las tierras ligeras, se filtra, lixivia, sobre todo en inviernos lluvioso, con mucha facilidad) y no tanto las del fósforo, pero algo también.
Ahora que ya está casi todo cosechado vemos que los rendimientos medios en la Comarca, (mucho mejor en los pueblos de terreno fuerte), rondan en cereal los 2.700- 2800 kilos /ha.. Es año de tierras buenas y de las bien abonadas.
Como, en nuestro caso, el capítulo legumbres (unido a la alfalfa) es más importante que el del cereal, indicamos que el rendimiento ha sido de 1.300 kilos/ha., sin abono, ni herbicida en algunas parcelas. Ello, dado el precio con contrato para multiplicación, y el mucho menor coste, es más rentable que a 3.000 kilos la cebada.

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