domingo, 13 de abril de 2008

LO MÁS IMPORTANTE DE LA SEMANA.

EL DIOS DE LA LLUVIA......,

el señor del universo escuchó las súplicas de mis vecinas las Clarisas, de mi esposa, de las mujeres del campo, de los que rezamos mirando al cielo, y al hombre del tiempo; tuvo compasión ante tanta hora de tractor, ante tanto gasóleo de ochenta y pico céntimos, y abonos, y herbicidas; le dio pena ver los prometedores panes marchitándose, cuando tan necesarias son las cosechas, y se puso a llorar sobre besanas, montes, eriales, vegas y parameras.
Sus ojos se convirtieron en nubes que cargaban en el Atlántico. Desde su boca el ábrego soplaba suave, y nos las empujaba preñadas de agua.
El sábado cinco, “se puso el aire de abajo”, ligera brisa en un día diáfano. “A la postura el sol”, incipiente “barda” asomaba por el suroeste y, por si fuera poco, los pardales se agarraban al pajudo barro de las paredes. El domingo llegaban las primeras avanzadillas en forma de tules. El sol de poniente tenía “cara de agua”, pintaba las paredes del tapial de yema de huevo. El lunes siete, cuando la campana de “las monjas” daba la tres, empezó a “chispiar”. Fue cuajando. A la mañana siguiente “el pluvión” (así lo llama mi amigo “Pajalarga”), daba 13 litros. Foro decía que en el de su corral había 17.
Siguió el martes, miércoles, jueves....:¡qué bendición!. Como el pluviómetro se ha desbordado, ¡ya ni sé!. Puede que cerca de setenta. ¡Si toda hubiera quedado sobre el suelo, formaría una película de siete centímetros de altura!. ¡Como los derrochones riegos a manta que dan en los maíces de las vegas!.
Sobre esto de la distribución de las lluvias a lo largo del año agrícola, como sobre tantas otras cosas, existe mucha ignorancia, muchos tópicos, falsos conceptos que no resisten la observación y la memoria: “p’aque haiga buena cosecha, p’aque den las afalfas, que llueva, que llueva de ivierno , “con c.....”.
Días antes de las lluvias, uno de Tapioles (los de los pueblos de la arcilla no se ven hartos. Cuentan de uno de Quintanilla del Olmo que, cuando llegaba el agua al nido de la cigüeña, exclamaba: -“¡va: cuatro gotas!) me decía: -¡Este año van a dar poco las alfalfas: entre los hielos, el coco y que no hay tempero del invierno....!. Le respondí: -Las cortas de alfalfa las hacen el mes de abril, y el de mayo, y el de junio. Espera que lleguen las anunciadas lluvias, luego calor, y ya te diré yo si tiran o no las alfalfas. ¡Pues ya está!. Lo veremos, s. D. q., pero para la próxima ocasión seguirán diciendo lo mismo, sin recordar años encharcones de invierno, abriles fríos, y cortes escasos.
Lo ideal para los labrantíos mesetarios es que llueva de otoño temprano. El presente año agrícola, hasta ahora, nos está sirviendo de ejemplo. Llegaron las aguas el 30 de septiembre. Cuatro días seguidos jarreando a base de bien, 80 litros. Levantó. La sementera a placer. Pasados los Santos ya se andaba por seco, pero a mediados, otros 30 litros. Se acabó de nacer todo, que es como debe entrar el campo en los fríos. Excepto cuatro o cinco días de menos ocho, tampoco han sido tan intensos, pero sí secos, salvo cuatro lloviznajos, los meses bajos.
A últimos de febreros cuarenta cuartillos, “para buen prado y buen cordero”. Marzo ventoso, aspero, frío, “endemoníao”, como es su obligación. El campo "sujetao", sano, precioso. Se había podido tirar el herbicida, el nitrato, todo a tiempo.
Ahora sí: el campo adolescente, como muchacho "acnoso" que va a pegar el estirón, como insaciable tordo en boqueras, tenía hambre y ha quedado saciado, para, por lo menos, hasta San Gregorio, o San Isidro. Si la cosa no se tuerce la promesa es de cosechón.
¡Pues ven!, sin gota en invierno. Como ocurrió en el 71, en el 83, el 88, el 2000. ¿Saben para que sirven las lluvias de invierno, dejando los embalses a un lado, que ese es otro cantar,?. Para encharcando crear podredumbres, virosis, erosionar, arrastrar nutrientes, compactar los suelos y, como no llueva en primavera, ya puede haber llovido lo que quiera en invierno, que cero patatero.
Y a los girasoles: tempero en nascencia y agua de “San Juan”. Y si es de Santiago, ni les cuento.
¿O es que se creen que lo de “Ande abril y mayo aunque no ande en todo el año” es una broma.

1 comentario:

Agapito dijo...

Pues así ha ocurrido. Después de aquellas lluvias de abril ha habido días de buena temperatura. Y las alfalfas han tirado, sobre todo las tratadas contra el "coco" y las abonadas. Los cereales están esplendorosos. Ayer día de San Gregorio, comenzó a llover, después de varios días amagando. Ahora, tres de la tarde del día 10 van 15 litros. El "año" no se puede presentar mejor